jueves, 29 de abril de 2010

Una locura que quiero cometer contigo.

Hablamos. Me siento un poco molesta. ¡Joder! Yo aquí haciendo esto, y tú me vienes con esas. No, no me enfado, es sólo que… En fin. Sí, tal vez sea mejor así. Tengo mil trabajos que entregar. Así, quizás tenga el domingo libre y me pueda ir a la playa. Quiero tener color para mi confirmación, aunque sea rojo. ¿A qué playa? ¿Con quién? “Amor, ¿amor? ¿Me estás escuchando?” Claro que te estoy escuchando, soy incapaz de dejar de hacerlo. Ya sé que no se acaba el mundo, sólo es que… Vale, vale, está bien, miro el lado positivo, que es algo que tú y sólo tú me has enseñado. Sí, está mejor. Cada segundo que perdamos hoy, lo ganaremos con creces más adelante, de eso sí que estoy totalmente segura. Definitivamente sí, tal vez sea mejor. Dejamos de hablar. “Si no vas a estudiar, al menos, duerme”. Me gustan tus consejos, aunque siempre, al principio, pienso que son egoístas por tu parte. Pero siempre me doy cuenta de que es lo mejor que podría hacer. ¿Cómo lo haces? Está bien, voy a acostarme. Pero antes… Esta habitación no puede seguir así. Adiós ropa, adiós zapatos, adiós apuntes; hasta dentro de, aproximadamente, dos semanas. ¡Joder! ¿Qué se supone que tengo que hacer yo en mi casa todo el jueves? Ni siquiera sé qué se hace aquí el jueves. ¿Quién trabaja? ¿Quién no? Me entran ganas de llamarte y decirte: “lo siento, no me puedo quedar aquí, ya me he acostumbrado a vivir los jueves en tu casa”. Pero no lo hago. Relativizar. Tal vez sea mejor así. Me meto en la cama. ¡Qué agusto estoy cuando hace calor! Y me acuerdo de lo que un día ella me contó. Mi respuesta fue: "¿te imaginas que hago eso yo con él?" Entonces pienso: ¿por qué no? Ahora me apetece hacerlo. Seguro que piensa que estoy loca, que es algo así como una obsesión. Es más, seguro que me llama y me dice: "¿pero qué estás haciendo? ¿Eres tonta, o estás loca?" ¿Qué más da? Lo hago. Un impulso es un impulso. No se piensa. Va del corazón a donde haga falta para realizarse. Empiezo. Sé cuál va a ser tu primera respuesta, me rio pensándolo, termino. Efectivamente, tu primera respuesta era lo que yo esperaba. Más de dos años a tu lado han hecho que te conozca tan bien como a mí misma. Sigo.
Y, de repente, una respuesta inesperada. Más de dos años contigo y aún eres capaz de sorprenderme. Increíble. Pero yo aún no he terminado. Termino. Y entonces, otra respuesta inesperada. Dos sorpresas en un mismo día. Aquí está pasando algo.

“Sé de lo que hablas. Yo lo llamo locura…
…locura por alguien”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario