lunes, 16 de julio de 2012

Viva la Virgen del Carmen...

Otro año más lejos de ti...
Pero este año me has ayudado. He vuelto a dar mis primeros pasos. Justo en tu día.
Gracias.

domingo, 15 de julio de 2012

Impotencia.

Impotencia es pensar que él se está lanzando al vacío ahora mismo, o ya lo ha hecho, o está a punto de hacerlo...
Y yo estoy tumbada en una cama con la pierna para arriba para que la sangre circule mejor.
Antes de que todo esto empezara, yo le prometí que el día en el que él se lanzara al vacío, yo estaría ahí con una cámara de fotos...
Ese día es hoy... Y yo no estoy ahí...

sábado, 14 de julio de 2012

TN1.

Es verdad.
No ha sido el mejor año de mi vida, ni muchísimo menos. Al menos, no en este ámbito.
No deseaba con todas mis fuerzas que fuera viernes, no tenía ganas de meterme en una clase, no quería ni siquiera acercarme al colegio... Y muchas veces (quizás demasiadas) he hecho caso a ese pensamiento negativo, y he buscado todas las escusas necesarias para no ir. Y no he ido.
No sé si ha sido falta de motivación, de ganas, de fuerzas o de qué exactamente.
No sé quién ha sido el culpable si es que ha habido alguno en toda esta historia.
Solo sé que así ha sido mi año, y que ya no lo puedo cambiar.
Pero entonces llega ese fin de semana de mayo, en el que me dicen la fecha, el sitio y los compañeros que tendré en esa semana de julio tan esperada por los niños. Aun así... Mis ganas me siguen fallando, lo veo de lejos y digo... No. No me apetece.
Y, aún así, se confía en mí. Sin dudar, sin temblar ni una sola mano... Y me hacen coordinadora de un campamento. Una vivencia diferente, con muchas personitas a las que ayudar.
Y se me encomienda una misión especial, hablar y escuchar. Ser oídos, manos y todo lo que "mis locas" necesitaran.
Y justo siete días antes todo se desvanece. Todo se rompe...
Mis niños estarán llegando ahora a Rota, al lugar donde, para mí, empezó todo de verdad. Al sitio que me hizo ser animadora de pies a cabeza en 2010.
Y yo estoy aquí, sentada en mi sofá, con mi pierna izquierda apoyada en un cojín, y necesitando dos muletas incluso para ir al servicio.

No sé si pensar si esto es una señal, o es que el destino se está riendo de mí...
Pero esto no es lo que yo tenía planeado para el verano en el que acabara la carrera...

domingo, 1 de julio de 2012

Las casualidades no existen.

Casualidad es que yo lleve más de tres meses sin poder escribir aquí y, justamente hoy, encuentre la forma de volver a hacerlo.
Mi vida no para de girar, de dar vueltas, de moverse, de cambiar...
Mi vida juega a dar volteretas sin una colchoneta debajo. Y a mí nunca me gustaron las volteretas.
Todo parecía programado, preparado, fijo, predestinado, y de repente, zas. Nada es lo que iba a ser. Nada es como se esperaba. Y yo no sé si tengo que alegrarme o asustarme.
Lo único que sé es lo que estoy haciendo ahora mismo.
Me he sentado. Sí, tal y como suena. Me he sentado, en medio de un enorme desierto en el que estoy. Y lo estoy viendo todo. Todo pasa, todas las personas están de un lado para otro. Y yo estoy ahí sentada. No sé si esas personas no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta.
Pero yo sigo ahí.
La paciente de siempre. La tranquila. La sonrisa asegurada. Las manos fuertes en los brazos bien abiertos.
Se acabó.
Todos los esquemas se han roto. Las flechas ya no me llevan a ninguna parte.
Se acabó.
Y no estoy haciendo nada para controlarlo. Me he sentado, pacientemente, y me he dispuesto a observar.
Creo que es mejor así. Y lo creo realmente.
Si siempre había luchado, y hoy estoy aquí... Quizás si dejo de luchar, las volteretas me dejen en otro sitio diferente. Y estaré mareada, sí, pero se me pasará. Lo superaré.
Me sigo considerando fuerte, y mis dos cojones siguen sin fallarme, aunque por el momento estén tranquilos.