lunes, 21 de enero de 2013

Adios, queridos 21.

Acompañé a mi madrina en su día especial, en su promesa como cooperadora salesiana. 
Me hicieron una gymkhana el día de mi cumpleaños y ha sido a la vez el peor y el mejor momento de mi vida.
Mi riñó una mujer porque hacia una foto mía por la calle, y en ese momento me di cuenta de que nunca me había imaginado que habría vivido algo así.
Viví unas prácticas increíbles en las que realmente me di cuenta de que estaba en la vocación correcta.
Me monté por primera vez en un avión, con destino a Barcelona, desde allí arriba vi delfines nadando en el Mediterráneo agarrando la mano del mejor novio del mundo. Pasé un fin de semana increíble allí con él, y me enamoré de Barcelona.
Fui quién le dio la noticia a H de que este año estaría dónde está. Lloré y reí con ella a la vez al otro lado del teléfono.
Se me puso malo un pie, y en ese momento no sabía lo que nos deparaba el destino…
Fui a comprar entradas para ver a “los duendes coloraos” y resultó que me los encontré en el momento preciso en el sitio preciso.
Pasé un puentaso en Salobreña, con H, y me volví a enamorar de aquello en invierno.
He vivido una barbacoa totalmente surrealista en medio de un mini descampado entre autopistas, y no pude parar de reirme.
Hemos hecho nuestro primer año juntos. Y, al fin, me pidió salir, en el mismo sitio y (casi) a la misma hora.
Mi Semana Santa fue distinta, sin ir a una Pascua, pero no me arrepiento de nada de lo que viví.
Me he ido de crucero. Y todo lo que puedo escribir en este guión es poco comparado con lo que realmente he vivido. El mejor viaje que he hecho en todo lo que llevo de vida. Y, cómo no, al bordo del SSSSSSSZenith, y con mis amorcitas.
He ido a Venecia. Mi primer sueño desde que tengo uso de razón, lo he cumplido.
He vivido una feria corta pero intensa. De las que dejan huellas, y de las que te cruzan con personas a las que realmente quieres.
He conocido Gibraltar. Él ha estado en una caravana con nosotros. Y he probado el fish&chips (y me ha gustado).
Me he graduado (y no me he caído por las escaleras) en Educación Infantil.
He vivido la graduación de mis amorcitas con ellas, y me he pegado una de esas fiestas LEGENDARIAS a su lado.
Hice los últimos exámenes de la carrera, y los aprobé.
Conseguí ser MAESTRA de EDUCACIÓN INFANTIL. Cumplí mi vocación.
Y después de conseguirlo, llegó el abismo y el agobio.
Fui de rebajas con H, vivimos un día de esos de pretty woman porque, realmente, se nos fue un poco la cabeza.
Me fui un fin de semana al Puerto de Santa María. Y fue el principio del fin de mi verano.
Me hice un esguince en el tobillo izquierdo. El ligamento se hizo tres veces más largo de lo normal. Estuve en médicos, montada en silla de ruedas y me acojonaron diciéndome que me tenían que operar.
Gracias a que mi padre trabaja en una ortopedia, me pegué un mes y medio con el pie vendado y atado. Al menos, ahora puedo decir que está bastante bien curado.
Llegué a aprender a manejarme en la silla de ruedas.
Me perdí el campamento de mis niños, pero Rosa me hizo llorar con un mensaje en el que me puso que muchos de ellos habían pedido por mí desde allí. Pasé la ultima noche con ellos y eso me dio toda la fuerza que necesitaba.
Estuve TODO el verano puteada, pero recibí muchos mimitos (las cosas como son).
Volví a mi mes en Salobreña. Aunque este año ha sido muy chungo estar allí, pero la compañía de ellas, de mis guardieras, me curó casi tanto como la venda.
Él vino a Salobreña. Y puedo decir que lo tuve todo en el sitio perfecto.
Fui a Madrid, con él.
Vi el musical del Rey León, y me enamoré. Tuve relax en Miraflores y volví al museo de cera.
Toqué un delfín.
Pasé un fin de semana en Rota que se alargó de tal modo, que terminé estando en Jerez y, por supuesto, en Cádiz. Y redescubrí en María a una AMIGA de las de verdad.
Despedí a H, se me iba lejos, y fui fuerte y no lloré en el aeropuerto (todavía me pregunto cómo lo conseguí).
Pasé cuatro preciosos días con él en La Antilla. Tuve todo el relax y todo el amor que necesitaba.
Me agobié de manera que no he llegado a explicarle a nadie al quedarme fuera de psicopedagogía y verme siendo una ni-ni durante tiempo indefinido.
Don Bosco vino a Sevilla. Tuve la suerte de acompañarle en muchos sitios, y de acercarle al altar de mi capilla.
Mi padre subió a mi cuarto con el teléfono en la mano y me dijo: te van a contratar en sor Eusebia. Y a partir de ahí cambió mi vida.
Empecé a trabajar, rodeada de niños y con el mejor compi del mundo.
Tuve una gran primera vez en el primark de Jerez.
Representé el musical de Main, haciendo de Isa, me lo pasé como nunca encima del escenario, disfruté, sonreí e hice disfrutar a los demás. Me grabaron un DVD y ahora soy toda una estrella (pero sigo conservando mi humildad).
Me perdí el encuentro de mis niños, pero a cambio me fui a Madrid un fin de semana. Como curso no valió una mierda, pero la convivencia fue inigualable. Y fue entonces cuando descubrí a mi AMIGA Blanca, y cuando formamos el trío lalalá.
Volví a ir a la Antilla con él, y, al volver, vi más niebla que la que había visto en toda mi vida.
Viví un día INCREIBLE de la Inmaculada con todos mis niños.
Compartí mi primera cena de empresa de mi vida. Y fue increíble con el amigo invisible.
Mis abuelos hicieron sus bodas de oro, y aunque esta familia es una gran locura, lo viví como un gran momento.
Cristina.
Reencuentros, paseos y muchas risas con H. Las necesitaba.
Viví un fin de año totalmente diferente, pero precioso. Y entramos al 2013 sincerándonos totalmente.
Volví a ver la cabalgata, y me seguí emocionando al estar delante de Melchor.
Tuve de nuevo la ilusión del 6 de enero por la mañana.
Volví a verle. A don David Bisbal. Y al lado de ella. Y rodeada de todas esas otras amigas con las que DISFRUTÉ a más no poder.

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